En 1955, Don José María Arizmendiarrieta había animado a un grupo de jóvenes a dejar las fábricas donde trabajaban para crear su propia empresa basada en la idea de la democracia obrera.
Y un año después, el 14 de abril de 1956, Arizmendiarrieta bendijo la primera piedra de ULGOR, lo que constituyó el primer empujón al movimiento cooperativista.